
ILUSTRACIÓN POR SARAH OCHOA @SARACONACHE
Debemos admitir que antes de ser amigas fuimos enemigas. Creo que todo comenzó cuando de chiquitas nos dijeron a todas que éramos las MÁS: las más hermosas, las más inteligentes, las más divertidas, las más encantadoras… y nos dimos cuenta que afuera hay cientos de mujeres que en segundos pueden acabar con nuestra pobre gallardía de creer que somos el mejor partido.
Es algo así como un complejo de electra, solo que en post-pubertas y ante el objeto de capricho que nos provoque. Entramos en rivalidad con cualquier ente femenino con excusas rebuscadas que se resumen en iras incontenibles por un ‘me robaron el show’.
Haga el ejercicio: ponga mujeres a hablar sobre mujeres. Entre ellas todo está permitido porque bueno, son ellas: el crop top les queda divino, pero la ombliguera que se ponen las otras es demasiado ordinaria. Claro, porque un crop top no es lo mismo que una ombliguera solo porque se dice en inglés. Ellas se permiten ser hermosas e inteligentísimas a la vez, pero si las demás son bonitas, son huecas, y si están con el tipo guapo de la U, seguro es porque son ninfómanas enfermizas. O si no hablemos de sexo: su deseo de acostarse con diferentes hombres es una búsqueda casi espiritual del placer y del reconocimiento del cuerpo femenino, pero la liberación sexual en la que andan las otras es promiscuidad de loba anunciada.
Terminamos criticándonos tanto que nos hacemos pedacitos cuando, al final, todas queremos vivir lo mismo desde nuestra forma de ver el mundo. Sufrimos, dramatizamos y nos empeliculamos con las mismas pendejadas en niveles diferentes de tolerancia al berrinche hormonal. Nos parecemos tanto que nos cuesta admitir que no somos tan únicas como creemos.
En esta edición desaparecen los bizcochos para que reaparezcamos nosotras: desnudas de vanidades y reglas, de complejos y etiquetas. Aquí estamos para mirarnos todas a los ojos y abrazarnos, por habernos dejado solas tanto tiempo que pudimos compartir entre risas y lágrimas. Sí, nos pusimos cursis porque es por nosotras, -por las mujeres reales-, que existe Lolas Magazine. Porque somos tan poderosas que no encontramos otra forma de demostrarnos que tenemos increíbles superpoderes y que juntas somos capaces de lo que nos propongamos. Hasta de lo imposible, Lolas.
Esta edición está dedicada a todas las mujeres que siguen pensando que juntas solo somos una explosión de drama. Disfruten entonces, porque es la explosión más placentera.
*Gracias a las mujeres de mi vida, mis hermanas de sexo, a las que les debo mi esperanza en los seres humanos.
> Escrito por Lola Pecosa
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