Angelitos empantanados o historias para jovencitos (1995) es una obra póstuma del icónico escritor caleño Andrés Caicedouno de los más importantes representantes de la literatura colombiana dentro del movimiento denominado Contracultura pues además de ser una literatura que narraba lo que sucedía entre los jóvenes de la época de los 70’s en Cali, una de las principales ciudades en vía de desarrollo en nuestro país.

Contaba su desencanto e inconformidad con las dinámicas sociales que los llevaban a sentirse  perdidos, en ocasiones solamente salvados por –en el caso de Angelitos­ – la poesía, la música, el cine y la ‘andadera’.

Para cualquier lola que disfrute la lectura es fundamental acercarse a Caicedo y entender que como pasa con ¡Qué viva la música!, novela con la cual se le ha dado mayor reconocimiento a su obra, igualmente sucede con Angelitos empantanados, sin duda una valiosa joya de la literatura que no nos podemos perder.

Además les cuento que es una de las obras llevadas al teatro que más le gusta a los amantes de este género, pues la forma en que está escrito como diario o monólogo en la cual se ve la perspectiva de los distintos personajes frente a las mismas acciones se presta para un guion super interesante para montar, escuchar y observar.

El libro está dividido en tres capítulos: El pretendiente, Angelita y Miguel Ángel El tiempo de la Ciénaga, cada uno de ellos está contado por un personaje distinto de la narración pero con la misma ansiedad y el mismo desasosiego. Ya les conté que todo sucede en Cali, una ciudad que hasta ahora se está desarrollando, y aunque el libro en principio nos mostrará sólo la cara amable, el barrio y los colegios de los bizcochos y las lolas bien de la ciudad, llegando a la mitad del último capítulo nos revelará la cruda realidad que se vive en el otro lado, el lado abandonado, en este caso el sureste.

Tal como lo expresa una de las voces del libro, la historia está hecha a punta de recuerdos, mencionaremos algunos para que usted que hoy lee estas palabras se quede con alguno y vaya corriendo a buscar este pequeño (en tamaño) libro y se emocione con cada una de las descripciones en los bosques, por el río Pance, afuera del colegio, en las fiestas donde se azotaba baldosa o en las caminatas por la ciudad después de clase.

Heme tendido en esta cama; hace cuánto no lo sé” son las palabras con las cuales el narrador del primer capítulo se presenta y están escritas de esta forma tal vez para llamar más la atención sobre la desesperación que agobiaba al personaje.

Este bizcocho es quien primero nos cuenta la historia de Angelita, que luego se convertirá en la historia de Angelita y Miguel Ángel, pues a pesar de que siempre estuvo enamorado de esta hermosa casi quinceañera nunca pudo pasar esa línea invisible que hoy llamamos friendzone. Sin embargo y a pesar de sus desplantes es este personaje quien en el libro hace las descripciones más hermosas de una lola como Angelita, veamos: “Cuando Angelita montaba en bus… su asiento era el último en llenarse completo. Ningún hombre se le sentaba al lado sin antes pensarlo dos veces. Lo cierto es que ella mantenía como una agresividad que manifestaba, sobre todo en lo desprevenida que paseaba su belleza…” Tal vez si en algún momento le hubiera confesado esta admiración, ella lo hubiera visto de otra manera y él no hubiera tenido que enloquecer hasta ser aislado, pero en realidad en el amor nunca se sabe.

Las demás historias transcurren en la cotidianidad de la ciudad y en la forma que encontraban los personajes para escapar a ella, es así que nos cuentan la historia de cómo se conocieron Angelita y Miguel Ángel en medio de árboles y de cómo este bizcocho que vivía con su madre enferma se convirtió en el salvador de Angelita llamándola para despertarla en las mañanas, porque como a muchas de nosotras lolas, para ella el sonido del despertador era insoportable.

Después, nos cuentan cómo Miguel Ángel empieza a frecuentar la otra cara de la ciudad y cómo se ve seducido por ella y en especial por una lola mayor que allí vivía, Berenice; sin embargo Angelita sigue compartiendo con él su amor, esperándolo. Esto sigue así hasta que las circunstancias sociales llevan a este par de ángeles a un trágico desenlace, final que debemos analizar con lupa pues narra una historia que se vive a diario en nuestro país, las muertes de lolas por el simple hecho de ser lolas conscientes de su ser, de su belleza y por no querer compartirla con cualquiera.

Ya saben lolas, invitadísimas a leer estos fragmentos de ciudad, de irreverencia, estos contrastes, historias de amor y desamor. Y ¡Agúzate que te están velando!.