
ILUSTRACIÓN DE MARFA FERNÁNDEZ @MARFAFERNANDEZ
Tengo trazado en mi cuerpo un mapa con los recorridos que he hecho y ahí, en ese oasis que resalta entre dunas de arena, están las huellas de tus manos.
Geográficamente podría decir que tus besos están en el Sahara de mi piel.
Y que si hablamos del clima, logras derretir cualquier invierno de Berlín entre mis piernas.
Mi cuerpo tiene un mapa que yo misma he ido dibujando.
Mi cuerpo traza caminos álgidos y planos.
Mi cuerpo está manchado con cicatrices de volcanes que explotaron.
Mi cuerpo tiene el boceto de un mapa que relata orgasmos.
Porque viajar es como explotar de placer: el mapa dicta las aceleraciones de la piel y tu sudor explora mis cuencas.
Tu lengua es un abrigo reconfortante en las montañas suizas y en aquel mapa han quedado las huellas de tus dedos recorriendo mis cimas.
Topográficamente, mis relieves se intensifican cuando estás encima de mí y en navegación, tengo de brújula tus dos ojos.
Ese mapa me ha otorgado tanta felicidad que he viajado a todos los continentes. He sabido ser capitán y guardián. He tocado el fondo de mis profundidades y he alcanzado el clímax de mis tormentas.
Ese mapa es la guía de mis cuatro estaciones y ahí está tu bandera como el símbolo del calor provocador, del frío seductor, del otoño sugestivo y la primavera acogedora.
Me habían dicho que la cartografía era la ciencia que se encargaba de dibujar mapas. Pero no sabía que se podían trazar dentro del corazón.
> Autora: Carecoco
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