La peor tusa es cuando te das cuenta que detrás de todo lo que se pierde al terminar una relación, te perdiste a ti misma. Terminar siempre es duro y siempre va a doler, es un proceso que merece llanto, rabia, comida, amigas y muchas películas cliché. Pero después de ese proceso y de vivir las etapas de la tusa en todas las formas posibles, llega el momento en donde tienes que reencontrarte contigo misma, entonces ya no se trata de quién se fue, sino que se trata de ti.
El desamor parece un ciclo interminable, lo confirmé mientras veía Susana y Elvira por tercera vez, un domingo en pijama sintiendo todo el peso de la tusa: cuando todo parece estar mejorando y sientes que probablemente vas a dejar de llorar cada media hora, vuelve a doler lo que pensabas que ya no dolía y parece que todo vuelve a empezar.
En ese punto solo hay que dejarlo ser y permitirte sentir, no forzar ni limitar tus sentimientos es la regla de oro, pero siempre teniendo claro que no es el fin del mundo, que en algún punto y dándole la razón a los consejos de amigas y de la mamá, todo va a estar bien.
Después de borracheras, tardes con amigas y varios episodios de llanto repentino, siempre te vas a encontrar contigo misma, acostumbrándote a estar sola otra vez, recordando las cosas que muchas veces y sin darte cuenta, pierdes mientras estas en una relación. Parte de todo el rehab, es volver a ti y parte de eso es encontrarte cara a cara con la soledad, el problema es que a veces aterra sentirse sola y es porque nos han vendido – a muchas de nosotras – la idea de que la soledad es una situación en la que nadie quiere estar, es casi una condena y por eso para muchas personas es tan increíble la idea de que una Lola pueda estar sola simplemente porque quiere, no porque le toca.
Una de las mayores victorias de las rupturas y el desamor, es aprender a disfrutar de tu propia compañía, tener un reencuentro a lo Julia Roberts en “eat, pray, love”, conocer la soledad, aprender que a veces es sana, necesaria y que nunca será justo que lo que haga que te quedes en una relación sea el miedo a estar sola.
Parte del valor que te das y de la construcción de amor propio, la puedes encontrar en los momentos de soledad, los cuales se convierten muchas veces en la ocasión perfecta para conocerte, aprenderte amar, para reconciliarte con quién eres y también para dejar de dar explicaciones sobre si estas sola o no, sobre los “arrocitos en bajo” o sobre el verano. Al fin y al cabo, en ese momento de victoria, ni siquiera el: “¿Mija, y el novio?” de las tías en las reuniones familiares, es lo suficientemente importante para evitar que disfrutemos de tenernos a nosotras mismas.
Aunque, Lolas, tampoco se trata de convertir a la soledad en tu mejor amiga porque, aunque por momentos es necesario pasar todo el día en la cama, no se trata de quedarse pidiendo comida a domicilio y llorando en pijama por la eternidad o de alejarse de quienes te quieren y cerrar para siempre todas las puertas al amor. Por el contrario, estar sola es también ese momento para sanar lo que tengas que sanar, para volver a salir con tus amigas (si habías dejado de hacerlo), para conocer personas nuevas y no precisamente con el interés o el afán de que cada que conozcas a alguien tenga que ser tu alma gemela. Estar sola no se puede convertir en un refugio a lo que alguna vez te hizo daño, sino que es la oportunidad para que todo a su tiempo vaya pasando, porque no hay duda de que nadie sabe qué es lo que tiene el tiempo, pero es bendito para olvidar.
No hay un manual de cómo sobrellevar la soledad o el desamor y tampoco hay una forma perfecta de hacerlo, pero es válido dejar ir para encontrarte, es válido querer estar sola, disfrutarlo y sobre todo, es válido terminar cuando sientes que te estas perdiendo.
Las relaciones no deben ser un camino para olvidarte de quién eres y aunque la tusa no es la única forma de aprender a esta sola, enseña varias cosas: lo mucho que puedes llorar, que las amigas son una guía espiritual pero, lo más importante, la tusa te enseña que de amor nadie se ha muerto, que no dependes de una pareja para absolutamente nada, que antes de serle leal a alguien te debes ser leal a ti misma y que la soledad no es el momento horrible al que le temen algunos, sino que a ella puedes volver siempre, porque es el espacio perfecto para reencontrarte con el amor de tu vida… tú.
Gracias por escribir esto, me abraza y me veo reflejada en lo que escribes.