Volver a las citas

Hay muchas razones por las cuales decidimos pasar un tiempo solas y darnos un par de meses o años sabáticos del arte del amor y el coqueteo: acabamos de terminar una relación, dejamos de creer momentáneamente en el amor o simplemente quisimos darnos un tiempo para nosotras.

Pero nada dura para siempre y ese tiempo de soledad no es la excepción. Acaba porque llega un bizcocho que nos termina moviendo todo o porque un día nos levantamos con ganas de comernos al mundo… y a veces, a todo el mundo.

El verano acaba cuando tenga que acabar o cuando decidimos que termine y aunque a algunas Lolitas les llega el fin de esta estación casi que por obra del destino, en el momento indicado con la persona indicada y con una perfección que hace que las princesas de Disney se mueran de envidia, no es el caso de todas ni es lo que se debe esperar. Solo llega.

Cuando queremos dejar de estar solas, llega a nuestras cabezas la idea de acudir al Santo que consigue novio, arrocitos en bajo y amigos con derechos, el San Antonio de Padua del mundo contemporáneo; Tinder. Y aunque, por alguna razón es a veces controversial y muchas hemos negado haberlo usado o querer usarlo, está ahí siempre, latente como una opción.

Créanme: animarnos a descargarla y comenzar a dar swipes no tiene por qué ser visto como un grito de desespero, son herramientas y no se pierde nada con dejar tanto cuento y usarlas.

Poniéndonos un poco más serias y usando los números, el verano y las ganas de salir a conocer personas nuevas, en un conjunto: Colombia es el cuarto país de Latinoamérica con más swipes en Tinder y se dan once millones de swipes al día. El amor puede estar a la vuelta de la esquina o de un swipe, como dice mi abuela: una nunca sabe, y a este paso muy pronto va a dejar de ser raro decir “nos conocimos por Tinder y fuimos felices para siempre”.

De todas formas, usar aplicaciones como Tinder para darle fin a la cómoda soledad o al eterno verano, no es la única opción y tampoco tiene que ser del gusto de todas, hay otras formas, como las blind dates, el primo de tu amiga que también está solo y hace rato te quiere invitar a tomar algo, salir de fiesta en plan conquista o a veces solo pasa sin buscarlo, no hay presiones ni un manual sobre cómo comenzar a salir con bizcochos.

Lolitas, aunque salgamos de un larguísimo tiempo de soledad y en algún punto hayamos pensado que el amor no es para nosotras, que no existe y nos llegue de vez en cuando el temor más famoso entre tías y es “quedarnos solas para siempre”, hay varios tips que nos pueden ayudar a lidiar con ese primer paso hacía el mundo del levante, porque es ley que en el momento en que se nos presenta una date después de mucho de tiempo, sentimos que nos volvemos a montar en una bicicleta cuando desde los 10 años no lo hacíamos: recordamos lo básico, pero siempre con miedo a caernos de cara.

– Outfit poderoso: ¡Importantísimo saber qué usar, no por el bizcocho, sino por ti! Usa lo que quieras siempre y cuando te sientas cómoda y  d i v i n a.

– No ponerle filtros a la vida real: Nada de tratar de ser alguien que NO eres. La autenticidad es más valiosa que salir bien en el primer intento de selfie y no tienes que cambiar quien eres para gustarle a alguien.

– Del afán solo queda el cansancio: No te conformes Lolita, si saliste con un bizcocho que nada que ver contigo, no estas obligada a seguir saliendo con nadie por miedo a no encontrar nada mejor… ¡mereces todo!

– Hoy no me caso: Darse el tiempo que cada una necesita, sea un día o un mes, es esencial, es una date no una propuesta de matrimonio.

– Beso o no beso: ¡No hay reglas Lolitas! Actúa con naturalidad, disfruta del momento, pero sobre todo actúa conforme a lo que quieres, sin presiones y con libertad, que los besos y lo que venga lo decidas tú.

Volver a salir en plan “conquista” después de haber estado el suficiente tiempo solas como para sentir que se nos olvidó besar es una transición, parecida a la que hace Dakota Johnson en How to be single, solo que cambiamos el “single” por “de levante”.

No saber qué ponerse, cómo comer, qué comer, dónde ir, preguntarse “si me quiere dar un beso qué hago” y sentir un agujero negro en el estómago no siempre es señal de que el bizcocho nos guste poco o mucho, es señal de que nos estamos volviendo a subir en el cuento de las dates, el coqueteo que a todas nos encanta y las miradas cómplices y que sí, oficialmente estamos dejando atrás el famoso verano.

Nadie debe decirnos cómo actuar, porque lo que importa es que nos sintamos seguras y libres de empezar a salir con quien queremos, hacer lo que queremos y cuando queremos, que ya sea por uno – o varios- swipes Tinder, por San Antonio de Padua, porque la vida o el destino pusieron en el camino un bizcocho que parece meant to be, salir del verano, al fin y al cabo nos deja la puerta abierta para encontrar lo que buscamos, ya sea el amor de la vida o el levante de una noche.