Lola Noel

Autora: Lala

ILUSTRACIÓN POR DANIELA TOBÓN @MARIAPEPA

Ni redonditas, ni paraditas, pero lo cierto es que este año Santa tiene lolitas. En vísperas de navidad el viejo más querido y de paso conservador, aceptó como muchos otros, con deseo culposo que deseaba volverse mujer.  ¡Bienvenida a la familia, mamá Noel!  Cuestión de 28 días, un bizcocho y un tampón para su rito de iniciación. (Qué confiese todo bombón que alguna vez en su vida ha tenido esta misma fantasía).

Como lolita que se prepara para una noche con doble intención tardó más de media hora en combinar su ropero, incluyendo ropa interior  ¡Un prenavideño lleno de pasión! De tanga tragada y brasier de realce comenzó a arreglarse. Tiñó su cabello agradeciendo no tener que decolorar primero, una vez manchados todos sus dedos intentó sin éxito definir sus crespos, los últimos que le quedarían después de un largo proceso de depilación. Entre mascarillas y exfoliantes descubrió que era el cutis y a falta de encrespador una cuchara usó. No supo cerrar la boca mientras se aplicaba la pestañina y luego con el delineador a Cleopatra evocó.

Ya hecha toda una dama y habiendo llevado a un bombón a la cama, inició las tareas  de navidad con un orgasmo mental.  Por asuntos de etiqueta le prohibieron entrar por la chimenea y en vez de leche y galletas tendría que pedir agua y granola, engañando a su mente que pensaba en coca cola. Cuidaba su línea, cuando las mejores son curvas. Llamaron a su conductor por aquello de que las mujeres somos un peligro al volante y media hora más tarde comenzó la navidad.

Entrada la noche del 24 el tema de los presentes fue uno de los más complicados, por aquel instinto maternal  no pudo dejar sin regalos a los niños más malos. No hubo pequeño en el mundo de ninguna clase social que no tuviera su sorpresa para el 25 disfrutar, alterando para bien, como solo nosotras lo sabemos hacer, el orden mundial.

En una de las visitas se enamoró de un padre soltero y con el corazón en dos subió al trineo;  atrasando la repartición de los regalos víctima de un melodrama. Al final todos disfrutaron sus presentes, menos ella a quien solo le llegó la regla. No sabía cómo usar toallas, ni porqué su cuerpo sangraba, en aquel momento ni el padre soltero la hubiera alegrado,  protagonizando una descarga hormonal, que desencadenó en una  doble personalidad.

Llegado el primero de enero reconsideró su lista de regalos para el año venidero. No sería más una mujer, pero habiendo vivido el reto sabía que merecíamos más. Como mínimo un radar de idiotas, un atrapabombones, un desensensibilizador diferente al chocolate y una lista de cosas que hicieran nuestra vida más fácil, pero sobre todo, algo capaz de recordarle a cada lolita el privilegio de ser mujer en medio del drama.

>Autora: Lala.