¡Cambiemos las reglas! Para leer este artículo es necesario que sigas estos pasos:

– Poner tu celular en modo de vuelo (Sí, es enserio)

– Cerrar todas las ventanas de tu navegador (Menos esta, claramente)

-Apagar el televisor, la tableta o el smartwatch (Sin trampitas)

-Descolgar el teléfono fijo (Si es que todavía existe)

Y ahora sí, a leer.

Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años (bueno, no tantos), vivíamos en un mundo sin tanta tecnología, sin smartphones; un mundo en el que no temíamos quedarnos sin señal (porque no sabíamos qué era eso); en el que si las mamás nos necesitaban, gritaban nuestro nombre completo, a todo pulmón (y jamás se quedaron sin voz); vivíamos en un mundo en el que encontrar una tarea de historia, llevaba más de una hora y había que leer para resumir; en el que cuando salíamos con amigos, nos mirábamos a los ojos y hablábamos entre nosotros; en el que cuando se apagaban las luces, no quedaba un rayo azuloso debajo de las cobijas; y en el que los únicos “Me Gusta” que nos interesaban eran los de la gente que queríamos; vivíamos en un mundo en el que no llegábamos a todas partes preguntando la clave del Wifi; dónde no corríamos a twittear después de un temblor o la muerte de un famoso. Era otra dimensión.

Aunque haya pasado poco tiempo, las cosas han cambiado mucho y ahora sufrimos de síndrome de abstinencia cuando no tenemos cerca o cargado nuestro smartphone (y sabemos no estoy exagerando). Se nos hace el tiempo más largo, nos preguntamos quién puede estarnos hablando y creemos que nos estamos perdiendo de algo, pero se nos olvida que mientras tenemos estos aparaticos en las manos, la cabeza hacia abajo y la mirada cuadriculada, nos estamos perdiendo de la vida misma (aquí tampoco estoy exagerando).

Lo peor es que creemos que lo tenemos todo controlado, creemos que podemos despegarnos muy fácil (es casi como una droga. “Yo paro cuando quiera”. Yeah, Right.), incluso hemos adquirido movimientos y comportamientos involuntarios como el de desbloquear el celular, actualizar el feed y entrar buscando los beneficios de hacer ejercicio para darnos cuenta que tres horas después estamos viendo videos de perritos y reenviándoselos a nuestros contactos (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). No lo controlamos, aceptémoslo.

No voy a negar que esta tecnología nos ha dado beneficios y facilidades enormes, pero creo desde lo más profundo de mi corazón que nos estamos pasando, creo que es momento de hacer la versión “Unplugged” de la vida. —Por esa misma época en la que no habían smartphones, había algo llamado MTV Unplugged (MTV desconectado), en dónde los artistas debían tocar una versión acústica de sus canciones, sin importar qué tan pesada que fuera su música; y aún así siempre se escuchaba genial, seguía emocionando como las versiones “conectadas”, pero eran mucho más armónicas, más tranquilas y generaban una conexión más cercana, más real. Ahora se llaman “Live Sessions” — Es momento de crear una versión más armónica y con conexiones más reales y cercanas de la vida. Es momento de tomar el control.

Cómo se que no es algo fácil porque no estamos acostumbrados a esta versión desconectada, hoy quiero dar unos tips que a mí, en lo personal, me han servido mucho.

Querer es poder.

Bueno, seamos realistas. No siempre “querer es poder”, pero digamos que en este caso, querer es la clave principal para poder poder apartarnos un poco del celular.

Déjalo morir.

Una de cada tres veces que tu celular se descargue, guárdalo y disfruta de otras cosas como mirar la gente pasar, leer una revista, conversar con alguien. Vas a ver que cuando lo vuelvas a conectar, no te has perdido de tanto. (Lolas Magazine, ni la autora de este artículo se hacen responsables por daños y perjuicios ocurridos en este lapso de tiempo).

Ponte horarios.

Como estamos tan automatizados en esto de quedar inmersos en el celular, pues úsalo para poner alarmas a las horas que te quieras desconectar; como un rato en la noche para leer, o al medio día para descansar o en la mañana para trotar; y en ese tiempo usa la opción “Modo avión”. No dejes que nada ni nadie te interrumpa.

Aquí y ahora.

El celular es para acortar distancias y efectivamente lo logra, pero muchas veces (casi siempre) alargamos la distancia con quiénes tenemos al frente, por estarla acortando con quiénes están al otro lado de la pantalla; entonces cada vez que tengas a alguien al frente, olvídate del celular. Apágalo, guárdalo en el bolso o ignóralo si eres tan berraquita/o.

Atrévete a dejar el celular.

Somos de la generación que puede dejar la billetera, las llaves, el bolso y hasta la cabeza, pero JAMÁS el celular; ahora es momento de ponerlo en la lista de cosas que podemos dejar (Y no, no estoy loca). Una caminada, un café, una fiesta y hasta una entrenada son cosas que pueden hacerse sin celular. Atrévete a disfrutar la vida con tus sentidos, a través de tus ojos y no de una pantalla.

Yo empecé con estos pasos y al principio se me hacía difícil (no puedo negarlo), siempre tenía ese impulso de agarrar el celular sin necesidad y sentía que algo hacía falta. Hoy en día ya voy en el punto en el que vivo un día entero, a la semana, sin celular, o hasta dos; los domingos no lo uso prácticamente nunca y algunos sábados tampoco. La vida sí me ha cambiado y ahora leo más, escucho más, disfruto más del paisaje y las conversadas y he aprendido a disfrutar mucho más de la soledad, a disfrutarme a mí mismaHe aprendido a no desperdiciar las cosas bonitas que tiene la vida (sí, me puse romántica).

Y no se me olvidaron las preguntas del principio. Eso era solo para medir el nivel de dependencia al celular (así como en los casos de nutrición se mide el nivel de toxicidad). Y aquí están los resultados:

-Si hiciste caso a todo, vas por muy buen camino. ¡Felicitaciones!

– Si hiciste caso pero se te olvidó y volviste al celular, es porque el artículo estaba muy aburrido y te pido disculpas. Estoy trabajando para mejorar.

– Si hiciste caso a algunas nada más, vamos puedes lograrlo. La intención es lo que vale.

– Si pensaste que era un chiste, estamos en el lugar equivocado (sí, yo también)

Hayas o no seguido los pasos iniciales, nunca sobra que te cuestiones acerca de los comportamientos que tienes en general y tal vez el tema de la hiperconexión es algo que debemos mirar con lupa; porque en muchos casos, por acercarnos, nos estamos alejando. Así que esto es una invitación a vivir la vida en versión unplugged.