,

Pensé que nunca me iba a pasar a mí – Sobre las dietas y las obsesiones

Escrito por Carolina Quintero

Siempre me he considerado una persona inteligente emocionalmente, es decir, para mí nunca había existido la posibilidad de sentirme insegura por los cuerpos perfectos que veía a diario en Instagram o jamás en la vida se me hubiera pasado por la cabeza hacer una dieta o sentir remordimiento por comerme una hamburguesa o 1 o 7 pedazos de pizza. 

Pero pasó y es que a pesar de que  hemos estado la mayoría del tiempo encerrados, a través de las redes sociales, hemos podido entrar en la vida de millones de personas que decidieron hacerla completamente pública.

Tal vez por el exceso de tiempo libre o porque simplemente se les pasó por la cabeza cambiar por un tiempo de profesión y es que de repente todos empezaron a ser asesores de imagen, chefs y hasta entrenadores personalizados.

Pensaba: “Voy a ver un ratico Instagram y luego me pongo a hacer algo productivo, ver una serie, cocinar algo rico o escribir por fin el libro infantil con el que tanto sueño, pero al que siempre le saco excusas para nunca terminarlo”, claro y ese “ratico” se me convertía en horas y horas pegada a una pantalla en donde empezaba viendo unos zapatos que me gustaban y terminaba viendo videos de niñas dando tips de cómo perder grasa, de qué tomar mientras se hace ayuno o de ejercicios hipopresivos de los cuales en mi vida había escuchado hablar.

Me aguanté este tipo de contenido durante muuuuuuuchos meses, pero cuando empecé a ser consciente que estaba cambiando en mí hábitos, creencias y pensamientos, me empecé a preocupar, porque nada de esto estaba pasando para bien, al contrario, me desconocía completamente, me había convertido en esas mamás que creían que el Covid se curaba con manzanilla, bicarbonato y limón, pero versión “Fitness”.

Y después de muchos “hoy no voy a comer carbohidratos” y seguido a esto, muchos atracones… ME MAMÉ.

Me mamé de los influencer que se creen nutricionistas, me cansé de la dieta Keto, de la dieta Paleo, de los Detox, de los ayunos intermitentes. Estoy mamada de sentirme insegura con cada publicación que veo, de permitir que un simple post en Instagram defina parte de lo que quiero hacer o cómo me quiero ver.

Me cansé de las recetas saludables, de ”lo que como en un día de perdida de peso”, de las rutinas de ejercicio, del vinagre de manzana en ayunas (que por cierto, sabe asqueroso), de los jugos verdes, de que le llamen ”cheat meal” a lo que antes comíamos cuando nos daba la gana y lo disfrutábamos sin remordimientos, de comer saludable en semana, pero los fines de semana sufrir de atracones. Estoy mamada de todo y confirmo una vez más que mi vida era mucho más feliz cuando ni siquiera sabía lo que era un carbohidrato.

STOP!

No pasa nada si no haces ejercicio todos los días, no pasa nada si tampoco te tomas mil vasos de agua, no pasa nada si rompes la dieta, si te comes una hamburguesa y rematas con un brownie con helado, si ocasionalmente te tomas hasta el agua de las matas, no pasa nada si tienes un viaje y tienes que “parar tu proceso”, si llevaste almuerzo pero te salió una invitación a almorzar de última hora, si comes a las 9 de la noche o a las 10 o simplemente cuando te de hambre.

Se los juto que no pasa nada, no nos demos tan duro, no nos exijamos físicamente tanto y no digamos que no lo hacemos por los otros sino por nosotros mismos, porque la mayoría de veces sí lo hacemos por los otros o sino cómo explican que nos sintamos como un culo viviendo pasando por todo esto y aún así sigamos haciéndolo, lo hacemos por los otros y les tengo una noticia al 98% de los otros ni siquiera les importa.

No más contenido basura, disfrazado de contenido “REAL”.

Vivamos como queramos, pero sobre todo vivamos tranquilos y felices.