Ser libre es una expresión que hoy por hoy resuena bastante, que está dentro de nuestro discurso de vida, dentro de nuestras aspiraciones. Nacimos con el derecho a serlo, en teoría lo somos, pero existen ciertos parámetros que nos privan de muchas acciones.

Mas allá de ser un discurso colectivo, siempre me sentí un alma libre (por más cliché que suene), libre como el mar, como el viento, como todo lo que puede ser en toda su esencia, tan libre que lo tengo tatuado en mi piel, como fiel recuerdo de aquello que no quiero perder.

Todos buscamos ese sabor a libertad, el poder ser y expresarnos como queremos, sin que nos corten las alas y poder volar muy alto hasta el lugar deseado, ese lugar donde nuestro ser está en total armonía. 

Desde hace un tiempo me cuestiono y analizo ese lugar donde creía sentir mi libertad castrada… ¿será que es posible ser libre al lado de alguien más? Lo escribo porque como yo, creo que más personas pueden haberlo vivido. Siempre he sido de relaciones eteeernas, soy una persona estable pero en el momento de dar un paso más allá, de avanzar en la relación, me paralizo… ¿por qué?

Ahondando en las profundidades de mi alma, he entendido que es un miedo irracional a perder esa libertad que ha sido mi norte, vienen a mi cabeza interrogantes como: ¿voy a perder mi esencia al lado de alguien más? ¿Podré llevar a cabo mis sueños sin perderme? ¿Hasta dónde llega mi libertad y comienza la del otro?

Son ideas simples que surgen pero luego dan paso a una tormenta y nos llenan de angustia. Es bueno detenernos y pensar en la causa de esos cuestionamientos, de ese miedo irracional. En mi caso particular a “perder la libertad”. Me di a la tarea de desatar el nudo que se hacía en mi pecho, que me hacía sentir como pájaro en jaula de oro, con todo lo lindo que puede tener una relación, compartir la vida con alguien más, reírse de cosas que solo los dos entendemos,  no tener que decir ni una sola palabra porque las miradas lo dijeron todo, tener una red de apoyo, que te escucha, que te entienda, que es equipo contigo.

Quizás nos han infundado que la libertad es algo individual, quizás hemos sido nosotros los que hemos adoptado estas ideas, lo cierto es que es una creencia limitante, porque nos imposibilita gozar en su totalidad, la dicha de estar con alguien más, es momento de desdibujar la idea de creer que una pareja es sinónimo de ataduras, de apegos, de cohibiciones.

El verdadero reto es encontrar a alguien que te permita ser con toda tu esencia y en completa libertad. Nadie te puede limitar tu vuelo, al contrario, tendrían que volar juntos y si de una relación sana se trata, el respeto por los sueños del otro debería prevalecer, entender que antes de ti, ya tenía una vida y que te mueres por vivirla contigo, pero que también hay cosas que no quieres dejar. Que no exista el miedo de expresar lo que eres porque te aman así tal cual.

El verdadero reto es encontrar a alguien que te permita ser con toda tu esencia y en completa libertad.

Y si miramos más adentro, ¿cuántas veces, sin darnos cuenta, hemos perturbado la libertad del otro? Cuando queremos que cumpla nuestras propias expectativas e ideales, cuando queremos que  sea un molde de lo que queremos, a nuestro antojo. Y terminamos coartamos su libertad y personalidad, eso que lo hace ser quien es, su esencia misma.

En una relación ambos tienen la tarea de ser libres: libres juntos, derrumbando aquellos castillos de papel, de un amor romántico e idealizado, un «amor» fundado en apegos, no solo a la persona, sino a la idea que tenemos de alguien más, apego a eso que queremos que sea, por nosotros, por nuestro propio egoísmo.

Amar implica ver al otro tal cual es sin ninguna capa, amarlo en su luz y en su oscuridad, amar las cosas buenas es fácil. El verdadero reto es estar ahí cuando alguien abre su corazón y nos muestra su verdadera humanidad, llena de imperfecciones y metáforas, honrando cada parte de este viaje que han decidido emprender juntos, con sus altos y sus bajos, es como volar entre nubes y encuentras turbulencia. Pero para volar te quiero libre, que sepas que a tu lado debe estar quien alce tu vuelo, que puedan construir caminos juntos, que puedan tomarse la vida a carcajadas y también con la seriedad que ella requiere.

Seamos libres y vuela tan alto como tu alma lo desee porque yo estaré de tu mano sosteniéndote.