Ser virgen, ¿mi peor pesadilla o mi mejor oportunidad?

Escrito por tus Lolas

Cuando hablas con tus amigos de sexo, ¿eres la amiga que siempre tienen los mejores tips de la vida o prefieres cambiar de tema porque no sabes qué decir?

Aunque no lo creas, son muchas mujeres las que prefieren desviar la conversación por miedo a que se den cuenta de que todavía no tienen una vida sexual activa con otra persona. ¿Y cómo no van a sentirse así?, si socialmente se le ha dado tanta importancia al sexo y se han puesto mil etiquetas a quienes todavía no han vivido esta “maravillosa y mágica experiencia que te cambia la vida 🙄 y que simplemente es eso: tener sexo.

Es que pensémoslo bien: vemos escenas sexuales en todas partes. Desde las películas, las revistas, hasta las redes sociales y la publicidad. Y si se habla de una primera vez en el sexo, nos lo pintan como un antes y un después, como un momento idílico y perfecto (y todas las que ya tuvieron su primera vez saben que es el momento más incómodo y menos perfecto del mundo), haciéndonos creer que dejar de ser “vírgenes” es un cambio indispensable en nuestra vida, autoestima, éxito y valor.

Y gran spoiler alert: no define nada en ti.  No te vuelves más exitosa, más cool, más trendy: solo conectas de una forma diferente con algo que ya está en ti.

Hace algún tiempo una Lola de nuestra comunidad escribió sobre el mito de la virginidad y decía que “ser virgen es simplemente una construcción social para reprimir a las mujeres de conocerse y empoderarse de sus cuerpos”. No nos digamos mentiras: nosotras también nos sentíamos incómodas del solo hecho de pensar en explorar nuestra sexualidad en nuestra intimidad y no con alguien más.

Esto nos puso a pensar si de verdad nunca haber tenido sexo con otra persona es lo peor que le puede pasar a una mujer o si es una oportunidad.

Una oportunidad para empoderarse de su cuerpo, para conocer su placer, para disfrutar de su intimidad sin que dependa de alguien más. Tanto, que cuando llegue el momento de vivirlo con otra persona, esté cómoda y sepa realmente qué quiere, no que esté a merced de que el otro sea quien le enseñe sobre su cuerpo lo que al final ella misma debe comenzar a conocer.

La «virginidad» es solo un momento natural de nuestra sexualidad. Lo que realmente es importante es cómo nos sentimos respecto a ella y cómo la significamos en nuestra vida. Por ejemplo, si eres virgen y no quieres buscar todavía tener una relación sexual con alguien, está más que bien. O si estás esperando el momento que se sienta cómodo para ti, también está perfecto. La clave está en que las presiones y expectativas externas no te fuercen a vivirlo de una forma que no se siente natural y cómoda para ti.

Lola, si te avergüenza o te hace sentir incómoda pensar en tu virginidad, puede ser útil hablar con una persona experta que te aconseje y te dé herramientas para darle la vuelta a esas ideas. Sobre todo, porque están basadas en estereotipos y, como naturalmente buscamos pertenecer, terminamos creyendo que son la verdad absoluta.

Lo cierto es que cada persona elige su ritmo. Estás en un momento para conocerte y aprender más sobre ti.

Eso sí, que esto te quede muy claro y lo recuerdes cada vez que te sientas diferente: la virginidad no tiene nada que ver con la belleza o con lo que vales como persona. Tiene que ver más con tus convicciones y las ideas que construyes sobre tener sexo, que merecen ser respetadas porque es lo que se siente bien en tu piel.