Soy amiga de las ex de mi ex

Escrito por Brenda Ramírez @Bremirah

COLLAGE POR BRENDA RAMÍREZ @VAINILLACOLLAGE

Comenzaré permitiéndoles tildarme de loca, varias de mis amigas ya lo han hecho y las que no, seguro lo harán cuando lean esto. De antemano, gracias por tan maravilloso cumplido.

Queridas Lolas, nos programaron mal, nos insertaron un chip que debemos cambiar de inmediato y arrojarlo al Triángulo de las Bermudas antes de que llegue a las cabezas de las lolitas más pequeñas. Hablo de la idea de ver como enemigas a las ex parejas de nuestros bizcochos o ex bizcochos. No sé de dónde salió tal creencia y tampoco quiero saberlo, pues en esta cabecita no tiene ni tendrá cupo.

Hasta hace unos meses tenía una sonrisa de ponqué estampada en la cara gracias a un bizcocho que me hizo volver a tener fe en las relaciones. Luego de meses de complicidad adolescente, de cursilería en forma de Post-it, y de vivir una vida de pareja y convivencia que antes no me atrevía a tener, me estrellé. Y me di tan duro, que me culpé más a mí por creer, que a él por embarrarla.

Días más tarde, con el hielo aún sobre el chichón en la frente y tratando de taparme los cuernos con los crespos, la vida me puso al frente a su ex. Sí, la Lola de la que tanto había escuchado hablar, la antecesora que había stalkeado un par de veces y que siempre me hacía preguntarme “¿por qué carajos la dejó ir?”. Pudimos ignorarnos, desearnos alopecia de por vida y seguir como si nada. Pero no, pasamos el día sentadas hablando, perdonando incomodidades pasadas, desahogándonos como si nos conociéramos desde los 10 años, descubriendo cuánto habían jugado con ambas al mismo tiempo, y pasándonos la servilleta para secar las lágrimas.

Después de ocho horas (ochooo), teníamos el corazón menos roto, el alma más ligera y podría decirse, estrenábamos una amiga. ¿Que estamos locas y eso solo ocurre mientras el viento de la Rosa de Guadalupe nos mueve el pelo? Posiblemente. Pero, ¿por qué sentir resentimiento por una mujer que lo único que hizo fue querer a la persona que alguna vez nos hizo o nos hace sonreír? En nuestro caso, sonreír y llorar más que Victoria Ruffo en drama mexicano.

Lolitas, en serio, no hay necesidad de sentir rencores absurdos por un pasado en el que no estuvimos. Mi tusa mutó a un tema de solidaridad femenina, y si el bizcocho en cuestión pretendía que nos odiáramos, nos unió de la manera menos pensada: terminamos cuidándonos y acompañando a la otra para que no cayera de nuevo en sus manos.

Lo curioso del caso es que no es la primera vez que me pasa. A mi ex novio de la Universidad le debo una muy buena y talentosa conocida, a la que hoy le envío la mejor energía y espero esté leyendo esto desde el otro lado del mundo. De una relación a distancia con un bizcocho maravilloso, logré cosechar una amistad que inició por Twitter: yo leía sus penas por un nuevo amor, ella se convirtió en una sabia consejera, y hasta el sol de hoy, lo sigue siendo.

Y no estoy diciendo que deban hacer lo mismo o seguirme la corriente, es válido si les suena absurdo o les resulta imposible aplicarlo. Sé que las brujas existen y también he dado con ex de las malas, pero esas simplemente hay que omitirlas. Lo que intento hacerles ver es que no es una locura coincidir con estas Lolas y comprobar que podemos unirnos y defendernos entre nosotras, incluso cuando nos rompe el corazón el mismo sujeto.

Con esto intento que las camisetas de Girl Power que tanto nos gustan, y los post de liberación que tanto compartimos en las redes no se queden en palabras. ¿Qué mejor manera de unirnos a nuestra propia causa que acompañarnos incondicionalmente? Incluso es hora de dejar la enemistad con las rivales de nuestras amigas bajo la excusa de una falsa solidaridad que solo logra ponernos en contra de mujeres que nada nos deben y que a duras penas saben quiénes somos.

Cuando mis amigas terminan una relación suelo decirles que hay que agradecer lo bueno, recordarlo y llenarlo de flores, pues bueno, gracias a mis ex por esas nuevas amigas, y para ellas, flores, muchas flores.