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Todas hemos sido madres

Escrito por Karen Cardona

ILUSTRACIÓN POR MARIA CAMILA PETIT @MARIAC2195

Una de las cosas más bonitas de ser mujer es que estamos llenas de diversos roles y uno de esos que nos encajan perfectamente, es el de ser madre. Quién no ha sido la madre de la amiga borracha con delirio de contorsionista por todo el bar, arreglándole el vestido, espantándole la docena de hombres oportunistas y, al finalizar la noche, terminar tomando el papel de Jhonny Bravo subiéndola a un taxi y a la vez siendo la psicóloga, coach y astróloga que intenta solucionarle su trauma con su ex. Cuántas de nosotras nos hemos tomado el papel sin estar conscientes: de ser la madre de ese hombre desaliñado que no sabe ni preparar cereal, que aún le teme a dejar un pie fuera de la cobija porque quizás un habitante de otro mundo lo ataque sublimemente y sin importar esto y otros detalles, lo cuidamos, lo acompañamos y hasta lo alimentamos.

Todas hemos sido madres porque llevamos ese hermoso don en la sangre, aunque a veces lo neguemos y pensemos que serlo es cuestión de edad o que solo es madre quien ha sufrido un trabajo de parto. ¡Pues no! Hemos sido madres una y otra vez sin darnos cuenta. Desde la primaria cuando le prestábamos la tarea al compañero elevado – antisocial de la clase, por compasión de que no perdiera la materia o alimentamos sin remordimiento a ese perro de la calle con la mitad de nuestro sánduche que nos habían empacado para el recreo.

A todas estás ¿Qué es serlo? Es actuar a través del amor, siendo un salpicón entre compresivas e histéricas, pensando en el desamparado, cargando con pesos que no nos corresponden y llevando una capa de súper héroe que a veces pasa desapercibida.

Es por eso que usted mujer que ya es madre o que tomó la decisión de no traer seres a este universo, ¡feliz día! Porque sin importar que ante la sociedad las únicas madres son las que tienen bebés, sabemos muy en el fondo que ser mujeres nos convierte en madres de varias formas, por nuestra generosidad ante los demás y, aunque suene clichesudo, este mundo estaría más hundido de lo que ya está el Titanic sin nuestra existencia.